Wednesday, September 03, 2008

Y en sue;os....

Una playa de ternura en la que me sumerjo en tus caricias, tus besos y tus ojos… un lugar en el que el mar con su rítmico oleaje invoca a los dioses para que sean testigos de nuestro encuentro… y la brisa marina refresca el calor de nuestros cuerpos, que danzan los acordes de los latidos de nuestros corazones guiados por la partitura de la pasión… un mundo de ensueño que lucha por ser vivido tan sólo una vez.


Tus ojos sobres los mios se entrelazan como dos llamaradas refulgentes en el más devastador incendio. Intentas hablar pero corto tu conversación al poner mi dedo índice suavemente sobre tus labios, no quiero que hables, quiero disfrutar del silencio, quiero disfrutar del sonido de tu respiración que se agita ante la imposibilidad de la expresión verbal, que se acelera a pasos agigantados a causa de no poder decir lo que quieres como te gusta, con sonidos vocales…quiero que seas intuitivo y que con la lectura del momentos me lo digas todo sin hablar.
Deja que tus manos retocen con las mías, déjame descubrir la magia que esconden los surcos en tu cuerpo mientras tu piel se eriza al roce de mi mano, déjame vivir la exploración de tu piel tal y como lo hacen los investigadores al llegar a una tierra virgen, porque tu cuerpo es virgen para mis manos… shshsh… no digas nada, no escondas el volcán de acción que quiere erupcionar... tan solo actúa, no hables…
La noche oscura y la luz brillante de la luna llena me dejan ver el brillo de tus ojos diáfanos sobre los míos.... todo está en silencio, ni siquiera los gorriones quieren interrumpirlo con su frágil gorgoteo nocturno.... acércate más, nadie nos mira y no quiero que la brisa fría se cuele entre nosotros. Tu respiración y la mía se hacen rítmicas, se asemejan a un solo cuerpo abasteciéndose de aire, me abastezco de ti, porque el aroma del aire que exhalas me llena, me invade y me hace sentirte dentro de mí.
Sin percatar que me has comenzado a besar, mis labios también se mueven; compartimos el álito de vida que se entremezcla con el sabor que esperaba de ti… sabes a fresa, y se confirma con la rojez de tus labios y el delicioso sabor dulce y a la vez ácido que estos tienen. Sabes a fresa tal y como en mis sueños. Tus labios empiezan a tocar otras partes de mi cuerpo, tus besos han cobrado vida propia y ahora son ellos los que no te dejan hablar, has entendido el significado de mis designios y con suaves caricias encuentras la suavidad de mi piel en mis mejillas, mis ojos, mi nariz y mi cuello.
La voz monótona y parsimoniosa que habla de teorías ajenas y lejanas, aquella que había ignorado por tanto tiempo me trae a la realidad y enfoco la escena: te veo junto a mí, con tu mirada y tu atención hacía el frente, sé que no me percibes… y estiro un poco el brazo y toco el espaldar de tu silla para sumergirme nuevamente en mis sueños.